La Inteligencia artificial de los Fantasmas en Pac-Man
Estrategias de caza, trabajo en equipo y capacidad de adaptación al jugador.
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Estoy más que seguro que si los videojuegos te gustan aunque sea sólo un poquito, en algún momento has jugado a Pac-Man (Namco, 1980), un auténtico clásico entre los clásicos en la historia del ocio electrónico. De hecho, seguro que te es fácil recordar alguna de esas partidas en la que recorriste una y otra vez el laberinto de neón azul escapando de los fantasmas al tiempo que devorabas bolita tras bolita para pasar al siguiente nivel.
Lo que quizá no sepas es que cada uno de los cuatro fantasmas de Pac-Man difieren no sólo en sus colores y nombres, sino que además, cada uno tiene una personalidad única que se refleja en su forma de comportarse en el juego.
Blinky es el fantasma rojo. En Japón se lo conoce como Oikake que puede traducirse
como “aquel que persigue”. Su papel es el de cazador, por lo que su personalidad es la más agresiva, algo que se refleja en el hecho de que es el único único que comienza fuera de la casa de los fantasmas y que inmediatamente empieza a perseguirte incesable dirigiéndose directamente hacia tu posición. Su objetivo es hostigarte constantemente, agobiándote y obligándote a moverte. Además, a medida que vas comiendo bolitas se va enfadando hasta que se convierte en Cruise Elroy, un rapidísimo fantasma desesperado por atraparte.
El fantasma rosa es Pinky. En japonés se le llama Machibuse “el que tiende emboscadas” o "el que pone trampas". Asume el papel de interceptor, así que su personalidad lo lleva a intentar cortarte el camino. Es el fantasma más rápido e inteligente así que siempre intenta usar su velocidad superior para adelantarse a tus movimientos y cortarte el paso, calculando constantemente hacia donde vas a dirigirte.
Inky, en japonés es conocido como Kimagure cuya traducción significa "el que cambia de humor". Es el fantasma azul y también el más impredecible lo que lo convierte en uno de los más peligrosos.
De hecho aunque puede parecer que deambula sin rumbo por el mapa o incluso que intenta huir de tí, lo que realmente sucede es que va adoptando temporalmente la personalidad de sus tres compañeros.
Finalmente Clyde, el fantasma naranja, o Otoboke, “el que finge ignorancia” o “el que muestra timidez”. Es el fantasma más tranquilo, el polo opuesto a Blinky. Suele ser el último en salir de la casa de los fantasmas y no intentará atraparte a no ser que estés muy, muy cerca de él. El resto del tiempo simplemente deambula por el mapa y parece querer evitarte. Su función es básicamente la de asustar y realmente casi nunca representa una auténtica amenaza.
Como puedes ver, la primitiva Inteligencia Artificial que hay tras cada fantasma refleja una personalidad única y lo que hace que se comporte de forma diferente durante la partida. Cada uno tiene sus propias estrategias para capturar a Pac-Man y se adapta de forma distinta a lo que tú, el jugador, vas haciendo. Pero lo que te deja con la boca abierta es que, si lo piensas, la combinación de estas personalidades simula un auténtico ejercicio trabajo en equipo para dar caza cazar al esférico héroe del juego.
Inteligencia Artificial, estrategias de caza, trabajo en equipo y adaptación al jugador, todo esto ya está en Pac-Man un juego que, quiero recordarte, fue lanzado en 1980.