Análisis: Brigandine the Legend of Forsena/Runersia
Más que Joyas Ocultas, juegos injustamente ignorados.
Tengo que reconocer que la primera descubrí Brigandine fue en su “Edición Verbatim” enterrado entre decenas juegos en uno de esos rulos de CD’s que todos los que tuvimos una PSX en su momento conocemos tan bien.
En un primer momento no le hice demasiado caso, lo probé, no me llamó la atención y lo guardé en un estuche en el que estuvo criando polvo varios meses, hasta el momento en que presté ese estuche a un amigo. Al cabo de unos días, le pregunté a cual de los muchos juegos que le había pasado estaba jugando, y él se puso a hablar de Brigandine como si éste fuera el mejor juego del mundo… sorprendido decidí darle una segunda oportunidad y baste decir que se convirtió, para mí, en uno de los mejores S-JRPG hechos jamás, a la altura de Ogre Battle 64, Final Fantasy Tactics, o los mejores Fire Emblem, ¿he conseguido despertar tu curiosidad?
El argumento general del juego es lo que se puede esperar de un juego de estas características: en el continente de Forsena, el Reino de Almekia se rompe por la traición de uno de los generales del ejército. Tras una cruenta guerra civil el reino queda dividido en seis territorios: New Almekia, Carleon, Norgaard, Leonia, Iscalio y Esgares (el reino traidor), que se levantan en armas por el control del continente. Aquí empieza un juego de táctica y estrategia en forma de S-JRPG lleno de traiciones, héroes, magia y batallas, muchas batallas.
Aunque el argumento es y no se desarrolla demasiado in game, está muy bien planteado y anima a seguir jugando, pero sobretodo sorprende por el nivel de profundidad que llega a adquirir gracias al historial de los más de cincuenta héroes (Rune Knights) que hay disponibles y la relaciones que se establecen entre ellos: hermanos desaparecidos, rencores entre primos, amantes, parejas, mentores y discípulos, amores platónicos, historias de venganza, ansias de poder… Todo muy clásico en estos politiqueos y historias de corte medieval fantástico. Podríamos decir que es un juego con poco argumento pero con mucho trasfondo y Lore.
Como decía, Brigandine es un S-JRPG y como buen exponente del género destaca sobretodo por su jugabilidad. El juego inicia con una decisión muy importante: seleccionar el reino que vas a dirigir; y es que la elección de uno u otro no es baladí pues las tropas disponibles, el tipo de terreno dominante en nuestro territorio y, sobretodo, los héroes que tendremos bajo nuestro mando son muy diferentes, por lo que nuestro estilo de combate y el enfoque estratégico del juego va a cambiar radicalmente, haciendo que enfrentemos la guerra por el control de Forsena de diferente forma en función de nuestra elección.
Por ejemplo, el reino de Carleon está orientado a la magia, por lo que la mayoría de sus héroes son magos ofensivos de gran poder aunque escasos en número, pero por contra casi no contaremos con héroes combatientes ni sanadores entre nuestras filas; además es un reino muy pequeño (tiene pocos territorios) pero a favor tiene su ubicación pues está en un valle rodeado de montañas, lo que hace que sea fácilmente defendible. Norgaard, en cambio está basado en muchos héroes de nivel medio de tipo luchador (guerreros, y berserkers) y tiene un territorio vasto con muchos frentes abiertos, pero también tiene muchas tropas a su disposición. Leonia es un reino religioso en la que hay muchos sacerdotes y magos de curación y algunos caballeros... Como os puedes imaginar esta variedad implica una rejugabilidad brutal que te invita a terminar el juego hasta seis veces para disfrutar de todo lo que Brigandine tiene para ofrecer.
El gameloop del juego se sustenta sobre dos fases diferentes: una de gestión (estrategia) y la otra de batalla (táctica). En la primera reclutarás tropas, atacarás poblaciones, defenderás castillos, e incluso podrás enviar a algunos de tus héroes a hacer búsquedas heroicas para que localicen objetos mágicos, recluten a más héroes o mejoren sus atributos y ganen habilidades. Podría extenderme mucho en este apartado, pero baste decir que ofrece tantas posibilidades que puedo afirmar sin temor a equivocarme que Brigandine es uno de los juegos de este género más completos a los que he jugado jamás.
Respecto a las tropas, las hay de dos tipos: en primer lugar están Rune Knights, personajes con nombre propio y trasfondo, que serán los comandantes de tus ejércitos. Ellos son la columna vertebral de tu estrategia y los encargados de dirigir a las tropas que conforman tu ejército que podrás configurar a nuestro gusto combinando los diecinueve tipos básicos de criaturas que se pueden invocar y que, cuando suben de nivel derrotando a enemigos en batalla, evolucionan transformándose, pudiendo incluso elegir la evolución que más te interese de entre un amplio abanico de posibilidades. De esta forma Brigandine pone a tu disposición la impresionante cifra de más de 200 criaturas diferentes, héroes aparte, para crear tus ejércitos. De hecho, el subir de nivel a las criaturas es, además de imprescindible para triunfar, un aliciente que consigue ese efecto “sólo una batalla más” que tienen este tipo de juegos, y es que un gustazo ver como nuestras criaturas débiles y poco poderosas, evolucionan hasta convertirse en criaturas legendarias como un ave fénix, un dragón o un señor de los vampiros.
Ya sobre el campo de batalla, Brigandine es una suerte de Fire Emblem con una diferencia clave: se desarrolla en un mapa exagonal. Cada Rune Knight se presenta a la batalla con sus tropas y tiene su papel en la guerra e historia personal, elemento no carente de importancia a nivel jugable, ya que el hecho de que coincidan en un mapa determinados personajes puede provocar que uno de los héroes (y sus tropas) se niegue a luchar, retirándose de la batalla antes de que esta inicie, o que incluso traicione a su señor y cambie de bando, haciendo que la batalla se incline definitivamente a tu favor o en tu contra. Y es que estas relaciones entre personajes adquieren mucho peso dentro del juego estableciéndose objetivos secundarios opcionales que consisten, por ejemplo, en usar un determinado Rune Knight en una batalla, derrotar a un Rune Knight con otro personaje concreto, etc... Vale la pena leerse los historiales de los personajes, no solo porque molan, si no porque dan pistas sobre estas misiones que, en caso de cumplirlas aportan suculentas recompensas, normalmente en forma de objetos mágicos especiales.
Gráficamente el juego es… digamos que modesto, incluso para ser un juego de la primera Playstation. De hecho podría pasar perfectamente por un juego de SNES si no fuese por las escenas 3D que aparecen cuando hay una batalla o se invoca una criatura, y que todo sea dicho, son horribles; están mal hechas, se ven mal y son laaaaaaaargas, así que es prácticamente obligado desactivar esas escenas para poder disfrutar del juego, ya que, si no, se vuelve tedio en estado puro.
Pero aquí viene la sorpresa, porque en 2020, de la mano de Happinet (una veterana pero poco conocida empresa de entretenimiento japonesa) nos encontramos con Brigandine: The Legend of Runersia, una inesperada segunda entrega de la ¿saga? para la cuál todo lo que has leído hasta ahora aplica al 100% pero que tiene un diseño artístico increíble y un apartado técnico que sin ser puntero, sí va más acorde a los tiempos que corren. Así que si quieres darle una oportunidad a Brigandine, ves directamente a por esa segunda entrega.
Brigandine, the Legend of Forsena (y por extensión Brigandine Legend of Runersia) es más que una Joya Oculta, es un juego injustamente ignorado y uno de mis juegos preferidos de todos los tiempos. Un S-JRPG completísimo, lleno de posibilidades y opciones, que adolecía de un gran problema: destacar “solo” por su jugabilidad y verse lastrado por un apartado técnico en 3D terrible. Si te gustan juegos como Fire Emblem, Langrisser o Tactics Ogre, Brigandine te apasionará.
Te gustará si te gustó: la saga Fire Emblem (videojuegos) · la saga Langrisser (videojuegos) · Dungeons & Dragons (Juegos de Rol) · Juego de Tronos (Serie) · la saga Nacidos de la Bruma (libros).
Idioma: Inglés
Duración: Entre 25 y 110 horas (depende del número de campañas que juegues)
PEGI 12